viernes, 16 de marzo de 2012

Trastornos del Sueño

Los trastornos del sueño o desórdenes del sueño son un amplio grupo de padecimientos que afectan el desarrollo habitual del ciclo sueño-vigilia. Algunos trastornos pueden ser muy graves e interferir con el funcionamiento físico, mental y emocional del individuo. Algunos de los Trastornos del Sueño más comunes son:

Apnea del sueño: es un trastorno frecuente en el que una persona hace una o más pausas en la respiración o tiene respiraciones superficiales durante el sueño. Casi siempre la apnea del sueño es un problema crónico (constante) de salud que altera el sueño. La persona pasa de un sueño profundo a un sueño liviano cuando hay una pausa en la respiración o cuando la respiración se vuelve superficial. Por esta razón, el sueño es de mala calidad y se siente cansancio durante el día. La apnea del sueño es una de las principales razones por las cuales una persona puede sentir mucho sueño durante el día.

Enuresis: es cuando la persona se orina en la cama durante el sueño, generalmente la pasa a los niños. El origen de ésta varía de paciente en paciente, hay quienes refieren que tiene su origen en problemas psicológicos y otros dicen que es debido a incontinencia por mal cierre del esfínter o por infecciones de las vías urinarias. Lo cierto es que la enuresis tiene un origen multifactorial y por tanto su manejo deberá de ser multidisciplinario.

Insomnio: Es uno de los trastornos más comunes. Aunque el insomnio únicamente suele concebirse como la dificultad para iniciar el sueño, lo cierto es que la dificultad para dormir puede tomar varias formas: Dificultad para conciliar el sueño al acostarse (insomnio inicial, el más común de los tres) Despertarse frecuente durante la noche (insomnio intermedio) Despertarse muy temprano por la mañana, antes de lo planeado (insomnio terminal).

Piernas inquietas: caracterizado por sensaciones desagradables en las piernas (menos frecuente en los brazos) y un impulso incontrolable de moverse y andar cuando se está descansando, en un esfuerzo del paciente de aliviar estas sensaciones (se denomina en ciertas ocasiones "andadores nocturnos"). Un porcentaje pequeño de las personas es correctamente diagnosticado, debido a que su síndrome es dirigido a especialistas como neurólogos, reumatólogos, psicólogos, etc. Este desorden causa desasosiegos que disminuyen la calidad de vida del paciente. Si no se tratan pueden sobrevenir en crisis nerviosas y depresión.

Terrores nocturnos: este trastorno es más común en niño, y se caracteriza por el despertar abrupto y aterrorizado de la persona. El sueño pasa por una serie de fases. Cada una de ellas se asocia a una actividad cerebral particular, y la fase de movimientos oculares rápidos (MOR o REM en inglés) es cuando tienen lugar la mayoría de sueños. Los terrores nocturnos ocurren durante el sueño no REM. A diferencia de las pesadillas (que ocurren durante el sueño REM), un terror nocturno no es un sueño desde el punto de vista técnico, sino más probablemente una súbita reacción de miedo que tiene lugar durante la transición de una fase de sueño a otra.

Sonambulismo: (un trastorno clasificado como parasomnia), también llamado noctambulismo, desarrollan actividades motoras automáticas que pueden ser sencillas o complejas. Un individuo sonámbulo puede salir de la cama, caminar, orinar o incluso salir de su casa, mientras permanecen inconscientes y sin probabilidad de comunicación. Es más frecuente en niños y adolescentes. Por lo general, los episodios son aislados, aunque pueden tener un carácter recidivante en el 1 al 6 por ciento de los pacientes. Su causa es desconocida y no existe ningún tratamiento eficaz. A la persona que presenta estos síntomas se le denomina sonámbulo o sonámbula.

Narcolepsia: Se caracteriza por la presencia de accesos de somnolencia irresistible durante el día. Puede cursar con cataplejía (parálisis o debilidad extrema bilateral de un conjunto muscular), alucinaciones hipnagógicas (visiones fugaces en la transición vigilia-sueño) o hipnopómpicas (transición sueño-vigilia); incluso puede haber parálisis del sueño, e interrupción del sueño nocturno. De acuerdo con estudios epidemiológicos, la prevalencia de este trastorno en la población adulta se ubica entre un 0,02 y un 0,16%, afectando en forma similar a hombres y mujeres.

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