En Alemania se conoce bajo el nombre de doppelgänger a los extraños e inusuales casos de desdoblamiento de personas donde, terceros, son testigos de dicho fenómeno que, salvo alguna que otra conjetura a ciega, la ciencia no es capaz de explicar.
El particular caso de Emilie Sagée es un referente que ha marcado un hito en la historia. Emilie Sagée es una profesora contratada por el director de un instituto para niñas jóvenes de la nobleza, en 1845, cuando contaba con 32 años, para enseñar francés en la localidad Von Neuwelcke, cerca de Riga.
De carácter jovial y alegre a la vez que inteligente y recta, entra a trabajar de inmediato en el centro, pero tras varias semanas, entre las alumnas que tutela, empiezan a circular extraños rumores acerca de la profesora. Mientras que una alumna afirma haberla visto en una punta del edificio, otra asegura cruzarse con ella en el otro extremo.
Lo que al principio era un simple rumor, se transforma rápidamente en confirmación cuando, un día en clase de gramática con trece alumnas, aparece al lado de Emilie, que estaba a la pizarra, un doble, que a excepción de la tiza en la mano, era exactamente igual e imitaba los movimientos de Emilie. Tras aquello, el doble empieza a manifestarse de forma más frecuente y empieza a ser visto por el resto de empleados del centro.
Otro día, mientras las 42 alumnas estaban en clase de costura, tutelada por otra profesora, vieron por las ventanas como Emilie salía al patio. Cuando la profesora tuvo que salir de la clase, un doble de Emilie, que permanecía de pie en el patio, se personaba en la clase. Ya habituadas al fenómeno, algunas alumnas decidieron tocar al doble de la profesora. La sorpresa fue mayúscula cuando, apenas sin resistencia alguna, las manos de las alumnas atravesaron el doble de Emilie.
Aquel hecho y muchos más, motivaron la baja de un 73% del alumnado, lo que conllevó el despido de la profesora. Antes de irse confesó al director del centro que era la decimonovena vez que debía dejar un puesto de trabajo y siempre la misma razón.
Tras aquello, la única referencia que queda de la profesora, es serie correos que mantuvo con la baronesa Julie Von Güldenstubbe, alumna de este centro, hasta 1850, cuando emigra a Rusia y se le pierde el rastro.
Tras si dejaba una serie de leyendas que incluían el como su doble hacia los mismos gestos que ella mientras comia, bebía o trabajaba, pero sin nada en las manos, moverse mientras que Emilie permanecía quieta o viceversa o aparentar estar en perfecta salud mientras que Emilie se encontraba convaleciente.
Este último queda bien reflejado en el testimonio de la barronesa Julie Von Güldenstubbe, el cual deja entrever una relación casi vampírica en la relación entre la profesora y su doble. Según este, cada aparición reportaba a Emilie un estado de fatiga cada vez más y más acusado.
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