Entre los múltiples privilegios que gozan las personas adineradas en distintos países pocos más surrealistas y abusivos que el de no tener que ir a prisión y contratar a un doble para que lo haga por ellos, lo cual ocurre con relativa frecuencia en China. Los casos de dobles de cuerpo o “stand-ins” han sido documentados largamente en esta potencia asiática. En mayo del 2009, reporta Slate, un acaudalado joven de 20 años atropelló a un peatón mientras se divertía jugando carreras con sus amigos. La policía reportó en un principio que la velocidad del auto de este joven era de apenas 43 millas por hora, dentro del límite de lo permitido, cuando ésta había sido del doble, incluso proyectando el cuerpo de la víctima varios metros en el aire. Aunque el caso se ventiló en internet provocando la indignación pública por el encubrimiento, de todas maneras solo recibió 3 años de condena, cuando en China se llega a castigar con pena de muerte casos similares.
Pero lo más sorprendente fue que el hombre que apareció en corte y a cumplir la sentencia no era este joven, llamado Hu, sino un doble. Esto no es hecho único. En el mismo año, el director de un hospital que provocó un accidente de tráfico mortal, contrató al padre de un empleado para confesar y cumplir su condena.
El director de una compañía actualmente está acusado de arreglar este tipo de substituciones en al menos dos ocasiones más. Se ha documentado otro caso en el que un motociclista que atropelló a otro hombre conduciendo sin liciencia pagó 8 mil dólares por un substituto. Los casos son tan comunes que incluso se ha acuñado un término ding zui, literalmente criminal substituto.
China, pese a su herencia comunista, es uno de los países más desiguales del mundo, según datos de Xinhua, y la gente con dinero logra evitar la cárcel con gran facilidad.
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