martes, 24 de abril de 2012

Conoce su origen


Las Vacunas
Fue utilizado por primera vez por el inglés Edward Jenner, luego de largos estudios sobre la cow-pox (viruela de las vacas), extrajo virus purulento de una granjera contaminada y lo inoculó en el brazo de un joven, quien al cabo de varios días presentó en la vacunación una pústula que se curó por sí sola. Posteriormente demostró que el joven no era afectado por la enfermedad.

Luis Pasteur estudió los trabajos de Jenner y comenzó a inyectar microrganismos debilitados en animales. Descubrió una vacuna para el cólera de las aves y el ántrax del ganado.
En 1881 comenzó sus experimentos contra la rabia, hacía sus experiencias en animales, pero el día que recibió al joven Joseph Meister con una mordedura de un perro rabioso, no tuvo más alternativa que aplicar su suero en un ser humano. La vacuna tuvo éxito. Después de este hecho, se fundó en Paris el Instituto Pasteur. Meister trabajó posteriormente con Pasteur en su laboratorio. El Instituto Pasteur sigue siendo un lugar de constante investigación contra las enfermedades.

La Insulina
Una de las enfermedades que no tenían paliativo hasta finales del S. XIX fue la diabetes. A fines del siglo XIX los médicos alemanes Joseph von Mering y Oskar Minkowski descubrieron que al extirpar el páncreas a unos perros, éstos padecían diabetes.

Al comenzar el Siglo XX, en 1901, el patólogo estadounidense Eugene Opie descubrió los islotes de Langerhans, formados por cambios degenerativos de células pancreáticas, y la relación del mal funcionamiento de estas células con la diabetes. Sharper-Schafer descubrió que la sustancia que estos islotes secretaban, controlaba el metabolismo de los carbohidratos, es decir que el páncreas realiza la función de transformar en energía el azúcar que se ingiere con los alimentos, la transforma en glucosa y ésta pasa a la sangre.

Cuando se reduce la producción de esa sustancia por un mal funcionamiento de esta glándula, aumenta la cantidad de azúcar en sangre y se produce la hiperglucemia, provocando serios trastornos que atacan la salud del enfermo. Esta importantísima sustancia, necesaria para los diabéticos dependientes de ella, fue aislada recién en 1921, por los científicos canadienses Charles Best, John James Richard Maclend y Frederick Banting, quienes le dieron el nombre de insulina. John James Richard Maclend y Frederick Banting recibieron en 1923 el Premio Nóbel de Medicina por este descubrimiento.

La insulina, que en sus principios era obtenida de animales, especialmente de los cerdos. En 1955, el bioquímico inglés Frederick Sanger estudió la estructura molecular de la insulina, y a partir de este estudio, diez años después, los trabajos del bioquímico estadounidense Michael katsoyannis y de un grupo de científicos de la República Popular China, la insulina fue sintetizada. En la década de los años 80, en el S. XX, a partir de la división del ADN de ciertas bacterias, la ingeniería genética obtuvo insulina humana, uno de los mayores acontecimientos médicos del S. XX.

La Penicilina
Mientras realizaba una investigación sobre la influenza, Alexander Fleming observó accidentalmente cómo en un cultivo, las bacterias desaparecían por efecto del Penicillium notatum.

Esta observación llevaría a la concentración, elaboración y depuración 10 años más tarde por el bioquímico británico Ernst Chain, el patólogo Sir británico Howard Flore y otros científicos de la efectiva penicilina que conocemos hoy día, una de las más importantes drogas medicinales del siglo XX y probablemente de la historia de la humanidad. La Penicilina actúa tanto matando las bacterias como inhibiendo su crecimiento. Mata sólo los organismos que están creciendo y reproduciéndose. Es eficaz contra una gama amplia de enfermedades causadas por microorganismos.

Sus efectos secundarios se limitan generalmente a reacciones alérgicas que pueden preverse con seguras pruebas antes de su aplicación.

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