Las mujeres tienen más pesadillas que los hombres. Y no solo eso. Según comprobó Jennie Parker, de la University of the West of England (Reino Unido), los sueños desagradables de las féminas contienen más desgracias y emociones negativas, además de involucrar en más ocasiones a miembros de la familia y desarrollarse normalmente en espacios cerrados en lugar de al aire libre.
Lo que hueles mientras duermes afecta al contenido de tus sueños. A esa conclusión llegaron científicos alemanes en un estudio presentado ante la Academia Americana de Otorrinolaringología. Comparando los efectos de oler a rosas y respirar el hedor de huevos podridos mientras dormimos, los investigadores comprobaron que el tono emocional de los sueños es positivo en el primero de los casos y negativo cuando el olor resulta desagradable.
El cerebro dormido se parece al cerebro despierto. Mientras sueñas, tu cerebro se activa igual que cuando te suceden cosas en la vigilia. Así lo demostraron hace poco científicos del Instituto de Psiquiatría Max Planck en Munich (Alemania) tras medir la actividad de una serie de sujetos con electroencefalografía mientras soñaban de manera guiada (sueños lúcidos). Las neuroimágenes revelaron que soñar que hacemos un movimiento activa las mismas neuronas que ejecutar ese mismo movimiento despiertos.
Soñar borra el dolor. Cuando soñamos, concretamente en la fase REM del sueño, las sustancias químicas generadoras de estrés dejan de producirse y el cerebro procesa las experiencias emocionales del día a la vez que suaviza los recuerdos negativos o dolorosos, tal y como concluía recientemente un estudio neurocientífico de la Universidad de California en Berkeley.
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