Del mismo se desprende que existe un período de la infancia donde el desarrollo del cerebro esta muy ligado a las influencias o estímulos ambientales. Para llevar adelante el trabajo los investigadores de la Universidad eligieron a 64 niños y les realizaron un seguimiento desde su nacimiento hasta la adolescencia.
Cuando estos chicos cumplieron 4 y 8 años fueron visitados por los investigadores para ver como era el entorno en el cual estaban creciendo, es decir viendo si había libros y juguetes educativos a su alrededor así como también ponderando la participación de sus padres en distintas actividades.
Los resultados de la investigación
Luego de 10 años el equipo de investigación encontró que el nivel de estímulos mentales que los niños recibieron a sus 4 años, a través de libros y juegos de ingenio por ejemplo, estaba íntimamente relacionado con el tamaño de dos áreas de la corteza cerebral durante la adolescencia.
Así determinaron que los niños que recibieron mayor estimulación presentaban en su adolescencia una corteza cerebral más delgada. Este menor grosor de la corteza está vinculado con la llamada poda sináptica que hace que el procesamiento de la información sea mucho más eficiente.
Esta poda sináptica se produce cuando el cerebro se esta desarrollando y genera un sobrante de conexiones neuronales que son eliminadas en mayor o menor grado según las influencias recibidas del entorno. Por ejemplo: Lectura = Mayor “poda” de conexiones sobrantes = procesamiento eficiente.
Los científicos también determinaron que los estímulos influyen con más fuerza en la corteza cerebral a los 4 años que a los 8 años, donde el efecto percibido era mucho menor.
Martha Farah, una de las autoras del trabajo, dijo que han comprobado que los cuidados brindados por los padres a sus hijos influyen en el cerebro y su estructura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario