Sha Jahan conoció a su amada Arjumand en un bazar donde ésta vendía cristales. Inmediatamente quedó maravillado por su belleza, pero no fue hasta cinco años después y tras dos esposas que se unieron en matrimonio.
Arjumand pasó a ser conocida como Mumtaz Mahal, “la elegida del palacio”. Durante años fueron una pareja enamorada, que vivían el uno por el otro; ella era su acompañante fiel en todas sus campañas; él la colmaba de regalos, de detalles, de flores, de diamantes.
Frente al Fuerte mandó construir el más impresionante Mausoleo que jamás una mente humana pudiera imaginar. Según una leyenda, la propia Mumtaz Mahal habría pedido a su esposo en su lecho de muerte que construyera un edificio que simbolizara su amor y que cumpliera estas cuatro promesas:
-Que construyera su tumba.
-Que se casara otra vez
-Que fuera bueno con sus hijos
-Que visitara su tumba cada año en el aniversario de su muerte.
Los mejores constructores, los mejores obreros, las mejores joyas, las mejores piedras… todo era poco para el lugar de reposo de su amada; incluso, se desvió el Yamuna para que el Taj Mahal pudiera reflejarse en sus aguas.
Y allí, tras dos décadas de construcción, en el 1648, en la ciudad de Agra en la India, fue enterrada su amada Mumtaz Mahal, y posteriormente junto a ella, fue enterrado años después el propio emperador para que reposaran siempre juntos eternamente.
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