La razón es por que el fontanero es el “paradigma del hombre mediocre”, el “primer extra en morir en una película de acción”, pero Shigeru Miyamoto, su creador, quiso que pasara a la historia siendo actor principal. Pero no siempre fue fontanero.
Antes, dejenme decirles que Marió ya existía para cuando se lanzó Super Mario Bros, de hecho existía bajo el nombre de Jumpman (saltador) y se le veía en “Donkey Kong” (1981) un videojuego protagonizado por un gran gorila que secuestraba a la amada de Jumpman y le hacía la vida imposible lanzándole toda clase de objetos. En aquel juego Mario tenía la profesión de carpintero/constructor.
Suárez indica que “la gracia y el carisma” del pequeño héroe robaron protagonismo al gorila y le catapultaron a convertirse en un “fenómeno global” y, por supuesto en el emblema de Nintendo.
La propuesta de “Super Mario Bros.” consistía en atravesar plataformas plagadas de plantas venenosas y tortugas poco diplomáticas, aventurarse por tuberías que desembocaban en nuevos universos y conseguir tantas monedas como fuera posible en el camino para hallar a su princesa Peach.
“Era un producto curioso, naíf y a la vez muy adictivo que marcó prácticamente todas las directrices de los juegos posteriores en el campo de las plataformas: sacó el concepto de la caza de estrellas, de la puntuación y del avance por distintos retos”, explica en una entrevista con Efe el creador de “Commandos 2″, Gonzo Suárez.
Son juegos de habilidad en los que no existe la competitividad directa ni la frustración, que huyen de la violencia y poseen un contenido y unos retos exquisitos. Siempre dan una vuelta de tuerca a lo que ya existe.
El fontanero bajito no se cansa de afrontar, una y otra vez los mismos peligros, ya sea en dos o tres dimensiones, en galaxias lejanas o en mundos submarinos.
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