jueves, 22 de septiembre de 2011

La penicilina

El 22 de septiembre el bacteriólogo Alexander Fleming, descubre la penicilina, un antibiótico que revolucionó la medicina moderna. La utilización de esta sustancia permite tratar diversas enfermedades que, hasta bien entrado el siglo XX, se consideraban incurables.

F leming, después de haber vuelto de unas vacaciones, se percató de que en una pila de placas olvidadas antes de su marcha, donde había estado cultivando una bacteria, Staphylococcus Aureus, había crecido también un hongo en el lugar donde se había inhibido el crecimiento de la bacteria. Resultó que el hongo "fabricaba" una sustancia que producía la muerte de la bacteria; como el hongo pertenecía a la especie Penicillium, Fleming estableció que la sustancia que producía sería denominada "penicilina".

A pesar de esta gran ayuda, el descubrimiento de los antibióticos no se ha difundido de manera igual en el planeta. Además, en las sociedades más desarrolladas se está empezando a considerar una problemática el hecho de que existe una prescripción (y muchas veces un uso sin prescripción). Esta realidad provoca que ya se esté hablando del paso de la "era de los antibióticos" a la "era post.antibiótica". Con ello, nos referimos a que a menudo un antibiótico que antes era válido para combatir una bacteria deja de serlo debido a que, por causa del uso continuado que hacemos, la bacteria se ha acostumbrado al medicamento. Este medicamento, por tanto, ya no sabe cómo combatirla; llegamos a lo que técnicamente se denomina "resistencia".
Otro problema añadido es el hecho de que muchos de los animales que se usan para consumo humano, son sometidos a administración de antibióticos a modo de profilaxis, pudiéndose generar ya en origen una resistencia que puede ir aumentando.

Con todo ello sólo intentamos hacernos eco de la voz de muchos profesionales de la microbiología, que ya hace años están avisando del grave problema al que podemos llegar por el hecho de que para una simple infección ya no sea eficiente el antibiótico, y ya no hablemos de una situación de enfermedad bacteriana grave.

Imagen: biografiasyvidas.com

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