P ríncipe de la casa de Habsburgo y esposo de la princesa de Bélgica Carlota Amalia. Maximiliano tuvo que renunciar a la corona de Austria, pues las ambiciones imperialistas de Napoleón III, emperador de Francia, lo llevaron a intervenir en la política de México. Y le propuso a Maximiliano firmar los tratados de Miramar en los cuales éste se comprometía a mantener las tropas francesas en territorio mexicano por 6 años. Maximiliano y Carlota llegaron a Veracruz en 1864 con una numerosa comitiva.
Napoleón retiro las tropas dos años antes de lo pactado con Maximiliano. Éste, al saber la noticia, decidió abdicar, pero Carlota lo convenció de que no lo hiciera y se embarcó hacia Europa, para exigir a Napoleón que cumpliera su palabra y pedir ayuda al Papa. Ni uno ni otro quisieron ayudar a Maximiliano, y estando en Roma, Carlota enloqueció, su hermano la instaló en un castillo de Bruselas, hasta 1927 que murió.
A Maximiliano se le informó que su esposa había fallecido, por lo que reincidió en su deseo de abdicar. Sin embargo, la llegada de Miramón y Márquez a Veracruz lo reanimaron y lo hicieron permancer en México.
Sus ideas liberales lo llevaron a aplicar algunas medidas a las propuestas por Juárez en las Leyes de Reforma, lo que le acarreó el disgusto de las autoridades eclesiásticas y grupos conservadores. Abandonado por éstos y por Napoleón III fue incapaz de sostenerse. Se rindió en Querétaro al General Mariano Escobedo, preso en el convento de la Santa Cruz, en Querétaro, fue sentenciado a muerte junto con Miramón y Mejía, que no lo abandonaron. A pesar de las solicitudes de ministros europeos e incluso estadounidenses, la sentencia se llevó a cabo el 19 de junio de 1862.
En agosto del mismo año, llegó a Veracruz la fragata "Novara" en la cual se trasladarían los restos del Emperador al panteón de los Capuchinos, en Viena.
Imagen: tierra.free-people.net
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