
Napoleón retiro las tropas dos años antes de lo pactado con Maximiliano. Éste, al saber la noticia, decidió abdicar, pero Carlota lo convenció de que no lo hiciera y se embarcó hacia Europa, para exigir a Napoleón que cumpliera su palabra y pedir ayuda al Papa. Ni uno ni otro quisieron ayudar a Maximiliano, y estando en Roma, Carlota enloqueció, su hermano la instaló en un castillo de Bruselas, hasta 1927 que murió.
A Maximiliano se le informó que su esposa había fallecido, por lo que reincidió en su deseo de abdicar. Sin embargo, la llegada de Miramón y Márquez a Veracruz lo reanimaron y lo hicieron permancer en México.
Sus ideas liberales lo llevaron a aplicar algunas medidas a las propuestas por Juárez en las Leyes de Reforma, lo que le acarreó el disgusto de las autoridades eclesiásticas y grupos conservadores. Abandonado por éstos y por Napoleón III fue incapaz de sostenerse. Se rindió en Querétaro al General Mariano Escobedo, preso en el convento de la Santa Cruz, en Querétaro, fue sentenciado a muerte junto con Miramón y Mejía, que no lo abandonaron. A pesar de las solicitudes de ministros europeos e incluso estadounidenses, la sentencia se llevó a cabo el 19 de junio de 1862.
En agosto del mismo año, llegó a Veracruz la fragata "Novara" en la cual se trasladarían los restos del Emperador al panteón de los Capuchinos, en Viena.
Imagen: tierra.free-people.net
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